14 de agosto de 2012

Distintos pero parecidos...

"Progreso".
La Naturaleza en su máxima expresión.

  La invitación de ir al Oriente a vivir unos días  con la
comunidad Shuar del Tink, en el oriente de Ecuador (en la  selva amazónica), era algo de ensueño que se hacía realidad  de forma natural, como si tendría que pasar. Como suele suceder la realidad es muy distinta a la imaginación soñadora que tiene uno, ojo sólo digo distinta ni mejor ni peor. Es interesante ver de cerca aquello que uno imagina, sueña y por momentos idealiza, para darse cuenta que ciertas problemáticas, necesidades etc, aparecen en distintas partes del mundo de una manera similar sin importar la crianza o la educación.

Arutam.
 Cuando digo problemáticas me refiero a inconvenientes económicos que hay que solucionar, a la educación de los niños, a la falta de comunicación entre generaciones antiguas y las nuevas, todas estas situaciones suceden pero de una manera menos invasiva que en la ciudad, ya que a lo largo de la vida la crianza, costumbres y educación ha sido de otra manera, en otro plano que por ahora se respeta. Por eso en este momento en donde comienzan a mezclarse ciertos aspectos urbanos, como el dinero o cómo un joven Shuar debe insertarse en la educación universitaria sin abandonar sus raíces, todos estas problemáticas generan movimiento dentro de la comunidad, si ha esto, además agregamos los problemas ambientales que tiene la zona del Tink (el gobierno ecuatoriano  quiere implementar una represa y la minería a gran escala y a cielo abierto, en esa zona, con la consecuencia que todas las comunidades que se vean perjudicas deberán ubicarse en otro sitio), la situación se torna cada vez más compleja, difícil de analizar y más aún de sacar una conclusión.  Este preámbulo, para nada aclaratorio, lo escribo para contextualizar un poco y además demostrar cómo el sistema capitalista penetra, como un virus en un cuerpo enfermo, en todas partes del mundo.
La cocina, típica casa Shuar.


Jimmy.
Sin lugar a dudas haber pasado una semana en el Tink y disfrutar de la compañía, aprender sus conocimientos, intercambiar experiencias o anécdotas, ver cómo se relacionan con la naturaleza, como tienen la sabiduría de cuidarla y escucharla, hacen de esta experiencia inigualable.  Poder compartir cada comida, todos juntos, mientras Targelia (la anfitriona) prepara el arroz, los granos y el maduro, Germán (el anfitrión) arrima un leño para que el fuego no se apague y la comida salga justa, por detrás pasa Jimmy, de 12 años, con un pollito en brazos. Nosotros intentamos ayudar pero nos quedamos
en la  conversa, Jackie y Jennifer acolitan (sinónimo de ayudar) a su mamá preparando los platos y el agüita aromática cultivada en la huerta que está atrás de la casa. El clima es tranquilo, relajado, la charla fluye, de repente entra Arutam (el hijo más pequeño de  Germán y Targelia) y revoluciona todo el ambiente, con su energía llena de frescura y dinamismo no para de hablar, preguntar, Giovanni (de unos 15 años) observa la situación son suma tranquilidad, así transcurre el tiempo...



Targelia.











1 comentario:

  1. hermosas las fotos, se puede sentir la tranquilidad de lugar y de ellos...
    besos

    ResponderEliminar

Dejanos tu comentario nos encanta leerlos. Gracias!